¿Alguna vez te has preguntado por qué repites ciertos patrones en tus relaciones, incluso cuando no quieres? La respuesta muchas veces está en el estilo de apego y el trauma relacional. Ambos se forman en la infancia y dejan huellas que influyen en cómo nos vinculamos en la vida adulta.
🔹 ¿Qué es el apego?
El apego es el vínculo emocional que establecemos con nuestros cuidadores en la infancia. A través de esas experiencias aprendemos si el mundo es un lugar seguro, si podemos confiar en nosotros mismos y en los demás y si nuestras necesidades serán atendidas.
Existen diferentes estilos de apego:
- Apego seguro: confianza en que las relaciones son un lugar de apoyo.
- Apego ansioso: miedo al abandono y necesidad de cercanía constante.
- Apego evitativo: dificultad para mostrar vulnerabilidad y tendencia a distanciarse.
- Apego desorganizado: dificultad para intimar y para la autonomía como respuesta al miedo a intimar y a estar en soledad.
🔹 ¿Qué es el trauma relacional?
El trauma relacional se produce cuando, en la infancia o adolescencia, las figuras importantes nos fallan de manera repetida: falta de cuidado, críticas, rechazo, abuso o ausencia emocional.
No siempre es algo extremo o evidente. Puede ser:
- Un padre que nunca estaba disponible para escuchar.
- Una madre que invalidaba las emociones (“no llores por tonterías”)…etc
- Haber vivido en un ambiente de tensión constante.
Estas experiencias generan heridas emocionales que nos acompañan de adultos.
🔹 Cómo se conectan apego y trauma
El apego y el trauma no son dos cosas separadas: el trauma suele moldear nuestro estilo de apego.
Ejemplos de cómo impactan en las relaciones actuales:
- Quien sufrió abandono puede desarrollar un apego ansioso, viviendo con miedo a que su pareja se aleje.
- Quien creció en un entorno frío puede mostrar un apego evitativo, evitando compromisos o la intimidad emocional.
- Experiencias de abuso o negligencia pueden llevar a un apego desorganizado, donde se desea cercanía pero al mismo tiempo se teme.
🔹 Señales de que estas heridas siguen presentes
- Relaciones de pareja inestables o repetitivas.
- Dificultad para confiar plenamente.
- Miedo al abandono o al compromiso.
- Sentir que nunca eres suficiente para el otro.
- Problemas para comunicar necesidades sin miedo o culpa.
🔹 ¿Se puede sanar el apego y el trauma?
Sí. La investigación en trauma y apego demuestra que nuestras formas de vincularnos pueden transformarse. La terapia ayuda a:
- Reconocer patrones de apego y cómo se originaron en tu pasado.
- Sanar heridas emocionales de la infancia.
- Aprender nuevas formas de relacionarse contigo misma y con los demás más seguras.
- Construir una base de confianza, autoestima y conexión.
🔹 Dar el paso hacia relaciones más sanas
Entender la importancia del impacto psicológico del estilo de apego y del trauma es el primer paso para dejar de repetir viejas heridas. Con acompañamiento profesional es posible crear relaciones más seguras, plenas y libres de miedo.
En López Psicología trabajamos desde una perspectiva integradora de trauma y apego, acompañándote a sanar y construir vínculos más seguros.
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